A mi padre, como a muchos jóvenes de los 60, le gustaba soñar en voz alta. Le recuerdo parapetado tras el periódico (las dimensiones del Heraldo en aquella época eran gigantescas)...con el café humeando y el soniquete de la tele de fondo, mientras se entretenía en uno de sus pasatiempos preferidos: la política ficción. "¿Os imagináis a un presidente negro en la Casa Blanca?". Pues bien, ese día ha llegado y aunque él ya no está aquí, me alegra saber que no se equivocaba.
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