martes, 11 de noviembre de 2008

Cenicienta




El calor de la estancia se eleva hacia el techo, como una serpiente envuelta en café expresso, pero yo no puedo dejar de mirar hacia el suelo. Los culpables son los zapatos de una de las parroquianas. Una mujer de nariz afilada que no para de teclear en su ordenador. Lo que escriba no es de mi incumbencia, pero estos zapatos azul eléctrico me transportan a Nueva York. Se trata del modelo Hangisi de Manolo Blahnik, dos torres gemelas con tacón puñal de 9 centímetros y broche de cristales swarovski. Toda una tentación para pilotos suicidas.

http://www.manoloblahnik.com/