lunes, 1 de noviembre de 2010

¿Estamos bien en el refugio los 33?




Cuando pensé en escribir el artículo publicado hoy en Tercer Milenio, 'Viaje científico al centro de la Tierra', uno de los nombres que me vinieron a la mente fue el de Cristina Andreu, psicóloga forense del Instituto de Medicina Legal de Aragón. La entrevista me pareció tan interesante, que he decidido publicarla de forma íntegra en Reserved.

A diferencia de otros casos, como los supervivientes del accidente aéreo de Los Andes, los mineros chilenos mantuvieron durante 69 días contacto con el exterior. ¿Qué papel ha jugado la comunicación en su salud?

Mantener contacto con el exterior, a través de mecanismos como las cartas o videoconferencias, en líneas generales ha tenido un efecto positivo, ya que les ha conectado con la realidad, generando expectativas y esperanzas y reducido la sensación de soledad. Ha contribuido, además, a disminuir el desánimo y a darles motivos para seguir sobreviviendo. Las entrevistas y cuestionarios han permitido evaluar en cada momento la situación, si existía conflictividad entre ellos -el confinamiento aumenta la agresividad, por el simple hecho de compartir un espacio cerrado durante mucho tiempo- o si existía algún minero con una situación de riesgo para sí mismo o para terceros. Por ejemplo, si alguno pensaba en el suicidio o en el suicidio ampliado.

¿Y la cooperación y el reparto de roles?

Los seres humanos somos sociales por naturaleza. La distribución de tareas y la cooperación han tenido el efecto de limitar los efectos de degradación social, de dejadez y abandono, así como de comportamientos egoístas contrarios al bien común. Cualquier organización social, por pequeña que sea, necesita reglas para garantizar la estabilidad.

Por otro lado, mantener una regulación en las tareas ha contribuido a limitar los efectos de aislamiento cronobiológico producido en situaciones de ausencia de ciclos luz-oscuridad, contribuyendo a mantener unos mínimos en las pautas de sueño, alimentación y actividad, directamente relacionadas con la salud tanto física como psíquica. Además, el hecho de realizar actividades ha permitido mantener ocupados transitoriamente a los mineros para que pudieran creer que participaban activamente en su propio rescate. Estas estrategias han aumentado considerablemente la sensación de control y de vinculación con el exterior.

Psicológicamente, ¿por qué es tan importante determinar un punto final?


Conocer cuando va a ocurrir o acabar algo, en este caso, el confinamiento, es importante porque aumenta la "sensación de control" sobre la situación, aunque se dependa de otros factores para poder salir. Uno de los más desencadenantes más importantes del estrés es la impredecibilidad sobre fenómenos que nos pueden afectar, por lo que reducir esa incertidumbre, reduce el estrés. Esto lo saben bien los buenos dentistas, que te avisan momentos antes de que vayas a sufrir alguna molestia, lo que permite prepararte en ese momento, controlándote, para relajarte el resto del tiempo. El conocimiento y la predicción de un suceso reducen el estrés, incluso cuando no puedas evitar que ocurra.

¿De qué cuadros clínicos hablamos?

Los síntomas que pueden aparecer en este tipo de situaciones pueden estar relacionadas con la aparición de estrés postraumático, vinculado a la experiencia de muerte inminente que hayan podido sufrir (el miedo a morir); patologías relacionadas con la ansiedad, que podrán expresarse ante situaciones que puedan evocar, en algún grado, la situación de confinamiento (oscuridad, sitios cerrados o pequeños, agobio ante situaciones de aglomeración de personas) o de manera más generalizada, en situaciones menos específicas.

Esta es una historia escrita desde la oscuridad, ¿cómo influye la falta de luz en nuestro reloj biológico?

El hecho de no estar expuestos a los cambios de luz-oscuridad cada 24 horas altera los ciclos de sueño-vigilia y los desincroniza de otros ritmos biológicos como el de la temperatura corporal. Tenemos un reloj biológico -el núcleo supraquiasmático del hipotálamo- que actúa según la existencia de luz. En presencia de luz, se inhibe la producción de melatonina por la glándula pineal. En oscuridad, la producción de melatonina ayuda a la entrada en el sueño y también a su sincronización con otros ritmos biológicos. La ausencia de alternancia luz-oscuridad produce un alargamiento del ciclo a más de 24 horas y su desincronización de otros ritmos biológicos.

Por eso era importante establecer tareas y rutinas, porque además de la luz-oscuridad, otros sincronizadores externos del sueño son las actividades cotidianas, que actúan también para "anclar" el ciclo de sueño. Piense el lector en cómo se desorganiza a menudo su patrón de sueño y alimentación en unas vacaciones, al abandonar la rutina y "no hacer nada".

La exposición a la luz incide también sobre el estado de ánimo.

En su ausencia se produce un estado de corte depresivo, hasta tal punto que en los países nórdicos, expuestos a pocas horas de luz en invierno, se dan con frecuencia casos de trastorno afectivo estacional, es decir, de estados parecidos a la depresión y que mejoran con la exposición a la luz. Este efecto está especialmente mediado por la serotonina, otro neurotransmisor del sistema nervioso, que además de afectar al estado de ánimo, también favorece la aparición del sueño profundo. La serotonina es precursora de la melatonina, de manera que el reloj biológico, la serotonina, melatonina, sueño, estado de ánimo y ciclos de luz-oscuridad están íntimamente relacionados. Por algo somos animales diurnos.

¿Qué secuelas tendrán en el futuro los mineros? ¿En qué medida ya no volverán a ser los mismos?

Además de la posibilidad de que aparezcan cuadros de estrés postraumático o de ansiedad, es muy probable que experimenten cambios en su sistema de valores. Tras una experiencia así, las personas suelen variar lo que consideran prioritario en sus vidas, con una reorganización de sus prioridades y valores. Esto conlleva a menudo cambios en las elecciones que realicen y en los comportamientos relacionados especialmente con lo personal, familiar y lo laboral. Por ejemplo, vimos en televisión que alguno deseaba casarse después de veinte años de convivencia sin hacerlo. ¿Por qué? : seguramente, porque en este periodo de confinamiento y de miedo a morir, las relaciones afectivas y de seguridad han adquirido una mayor importancia en su sistema de valores. También ocurrirá en cuanto a lo profesional. Probablemente, muchos de ellos ya no estén dispuestos a aceptar riesgos vitales a cambio de dinero.