sábado, 22 de noviembre de 2008

Cúpulas y capullos


Cuando todos pensábamos que el gotelé había muerto, llega Miquel Barceló y desparrama 35.000 kilos de pintura en la bóveda de la ONU. Esta vomitona de relieves kársticos, en palabras del artista "una sopa de materia primigenia”, me deja más fría que el prólogo de un catálogo de arte. Ni sopa, ni mar, ni emoción... Si acaso, el sobrecogimiento de una cifra: 20 millones de euros vertidos en un océano de soberana estupidez. Por eso vuelvo hoy a Miguel Angel, y al contacto electrizante de unos dedos que apenas llegan a tocarse.